Y mañana… el gran día!
Bueno pues ya no queda nada… Sólo el Gran Reto! 🙂
La verdad es que antes de salir para el Mont Blanc quería transmitirles mis pensamientos durante estos días.
He vivido experiencias realmente impresionantes, les confieso que he pasado mucho miedo e incluso en momentos me he visto superada por ello, pero estoy contenta de haber podido tirar para adelante y haberme podido reponer. 😉
Mañana me enfrento al gran reto y estoy entre ilusionada y aterrada. Va a ser muy duro de eso no tengo ninguna duda. Hoy quiero contarles lo que sentí en el simulacro que hicimos para subir a la montaña Gran Paradiso, y la diferencia que va a suponer con el gran Mont Blanc.
El Gran Paradiso es una montaña de 3.800m de altura, por lo que el plan fue subir al refugio situado a 2.800m (sólo se puede llegar caminando), dormir allí el jueves y salir el viernes muy pronto a la cima de la montaña.
Llevábamos en la mochila las cosas que necesitábamos para pasar la noche y para caminar sobre la nieve, es decir, lo justo y necesario, pero aún así, el peso que tuve que cargar me resultó un mundo. La verdad es que sufrí muchísimo en la subida al refugio.
Desde que me intervinieron ya no me duele la espalda, estoy muy bien, no cargo nada y la cuido como oro en paño. Pero cuando me colgué la maleta en los hombros sufrí un shock total. Ahí habían unos 12 kilos de peso, y unido al largo camino cuesta arriba que teníamos por delante, por un momento pensé que no lo conseguiría…
Respiré hondo. Caminando lentamente, haciendo muchas paradas conseguí llegar gracias al apoyo del equipo. Llegamos en tres horas, y no vean lo largas que se me hicieron…
De verdad que en esos momentos en los que estás mal se te pasan muchísimas cosas por la cabeza. Tienes un montón de tiempo para pensar y a veces, eso puede ser negativo. Llegar al refugio fue una gran recompensa pero de verdad que sufrí lo que no está escrito.
Después de esa horrible sensación de impotencia e incomodidad en mis hombros, espalda y piernas, y aún sabiendo que al día siguiente tenía que subir a la cima del Gran Paradiso, casi no podía dormir… A momentos me aterraba la idea y creo que realmente tenía razones.
Llegamos al refugio sobre las 18.30 y a las 19.00 bajamos a cenar. La cena es a esa hora para todos. La razón de ser tan temprano es que para subir a la montaña había que levantarse a las 3.00, ya que sólo por la mañana está garantizado el buen tiempo, mientras que a partir de la hora de comer todo cambia y comienzan los fuertes vientos y la posibilidad de tormenta. Por lo que resulta muy peligroso estar por allí.
Desayunamos y salimos sobre las 4.00.
En serio, estuvimos 6 interminables horas ascendiendo! 6 HORAS SEGUIDAS! De verdad que por momentos la situación me superó… Llegamos a subir cuestas de hasta 80 grados, por zonas de hielo, rocas y nieve. En la vida había vivido nada tan duro y desesperante! Ufffff… Al ir ascendiendo el oxígeno se va reduciendo y tienes que ir más lento de lo que quisieras para no gastar demasiada energía. Tuve que dejar mi mente en blanco y poner el automático, y por la hora en la que salimos, era como si estuviera soñando…
La montaña es todo un mundo, para mi un mundo aparte, ya que no puedes dar tu máximo para llegar a la cima, sino que tienes que guardar fuerzas porque como dicen, todo lo que subes luego tienes que bajarlo y realmente es esa la grandísima diferencia con respecto al deporte. Debes ser humilde y leer muy bien las señales que te da tu cuerpo, dejando la ambición y la competitividad a un lado, ya que en el alpinismo no pierdes una competición, sino la vida.
Ibamos justos de tiempo, y finalmente nos quedamos a 200m de la cima. Llegué con las piernas totalmente fatigadas y no me vi capaz de subir un último tramo de 2 horas más. Aún quedaba la bajada, y notaba muchísimo la fatiga acumulada.
Tras otras tres horas y pico concentrada para no caerme descendiendo y con las piernas hechas polvo conseguí llegar al refugio, donde descansamos una hora, cogimos todas las cosas y bajamos hasta el Parking de Gran Paradiso (2 horas más).
En serio que no me esperaba que en este entrenamiento previo para el Mont Blanc sufriera tanto. Ha sido una experiencia muy fuerte, y tengo miedo de lo que me espera mañana.
Esta vez para ir al Mont Blanc tendremos que subir 1500 metros hasta el refugio Goutter que se encuentra a 3.800 de altura, lo que suponen unas 8 horas ascendiendo, para llegar de noche y salir muy temprano hacia el Mont Blanc. Me angustia pensarlo, pero estoy mentalizada. Yo como siempre daré mi máximo, así que espero llegar lo más lejos posible y lo que mi cuerpo me permita.
Realmente me parece un reto casi imposible, no sé que va a ser de mí en el Mont Blanc. Son 1000m más y lo veo muy complicado. Pensaré en esta frase para seguir adelante:
«A la cima no se llega superando a los demás, sino superándote a ti mismo»
En el próximo post les contaré como ha ido la temida ascensión al Mont Blanc, mil besitos a tod@s!